
Mas del Serral es un camino con un único destino: el origen. Alejarse de las propias raíces permite reflexionar sobre el lugar de donde venimos, allí donde se moduló nuestra identidad, donde aprendimos a soñar de pequeños y donde los miedos no eran más que horizontes por superar. Posiblemente es así como, estando en París en 1922, Joan Miró pintó "La Masía", el cuadro donde homenajeaba la masia de Mont-Roig del Camp donde había aprendido a dibujar de pequeño. De la misma forma, fue así, observando el cuadro de Miró en la National Gallery durante una etapa vital lejos de casa, cuando Pepe Raventós se dio cuenta de que su sueño era devolver el Mas del Serral a su origen: la agricultura tradicional basada en la armonía entre naturaleza, animales y Hombre y a la evidencia de que, como dijo el pintor,
"Cuanto más tiempo llevo viviendo en el Mas del Serral, más me doy cuenta de las incertidumbres de hacer vino. Que no existen reglas prefijadas y que no hay ciencias a seguir."
"El vino en general y el Mas del Serral en concreto no se pueden entender desde una posición mental. Si no existe una conexión con el entorno, con el territorio y con la parcela, no creo que podamos llegar a acompañar estas uvas a expresarse de este modo."
Después de un verano 2011 muy cálido y seco, el otoño y el invierno trajeron fuertes constrastes meteorológicos. Los mese de octubre a diciembre fueron caluroso. A mediados de diciembre llegó el frío, y empezaron a caer las hojas, con una baja pluviometría y mucho frío, permitiendo que la planta tuviera un buen y largo reposo invernal. La brotación comenzo a finales de marzo. El agosto se inició con temperaturas altas y un ciclo vegetativo escaso de agua. La temperatura fue templada (15,2ºC) con extremos bien diferenciados, el invierno con mínimas de -5,5ºC y en agosto máximas de 35ºC. Pluviometría de 540 mm. La vendimia fue poco productiva, sana con buenos equilibrios y buena concenteración en los vinos.